Por: RICARDO AGUIRRE CUELLAR
Estimado amigo; uno de los grandes problemas que tenemos los mexicanos, es nuestra incapacidad para someternos al imperio de las normas, sean estas convencionales, éticas, morales o legales.
De ahí que prejuzguemos severamente a quien le corresponde imponer el cumplimiento de las mismas.
Sea en un club social o en un aula de primaria o profesional o en un tribunal. Pues consideramos que quien lo hace obedece a intereses ajenos a la norma y más bien lo hace para fastidiar o para perjudicar o para sacar ventaja de cualquier tipo.
Así entonces violentamos cualquier disposición ya sea de tráfico, como de comportamiento sabedores que podemos salirnos con el capricho, apelando siempre a una ilegal dádiva o traficando con influencias. Mecanismos excluyentes de legalidad.
La mordida es la forma eufemística como hemos definido el soborno mediante el cual se evade la responsabilidad y el cumplimiento de una norma, en el entendido que quien la recibe o sea el funcionario público o empleado siempre está necesitado o es ambicioso y por lo mismo es sujeto sobornable. De manera que con todo cinismo la institucionalizamos hasta en una cola de un cine o en cualquier evento.
Por eso es mejor prejuzgar que asumir el deber ser. Es decir, cumplir con la legalidad.
Y suponer que impera la absoluta corrupción y que todo está echado a perder.
Hoy que está en juego el sistema judicial y que los juzgadores están en el banquillo de los acusados, salen los torquemadas a señalar con índice de fuego un catálogo de descalificaciones y sostener que todo el andamiaje jurisdiccional está podrido, como tortuosamente establece López y que por lo tanto debe desaparecer, es decir se deben ir, para que la inmaculada concepción popular los designe mediante el sufragio.
El cúmulo de adjetivos va desde que es una justicia clasista, misógina y racista hasta convenciera y corrupta donde impera el tráfico de influencias y el nepotismo.
Señalamientos que, por supuesto se limpiarán con la impoluta voluntad popular, de igual manera que se limpian las acusaciones de corrupción contra ciertos personajes como oposición, pero en tanto pasan a las filas del oficialísimo, quedan rechinando de limpios.
Murat, del Mazo, Corral, Zaldívar entre otros “ejemplares” sujetos, son amparados en esta singular concepción de “honestidad”.
Por eso esperar que todos los fantasmas de la corrupción se evaporen mediante el sufragio, no pasa de ser una auténtica burla y una desgracia demagógica. Que no busca otra cosa que someter la autonomía judicial a la esfera del ejecutivo y con ello desaparecer la división de poderes. Y por lo tanto el cambio de régimen republicano y democrático.
Y es que no puede haber otra lectura, cuando se propone una iniciativa de tal talante, que lejos de buscar una mejoría sustancial, lo único que busca es la instauración de un régimen autoritario vertical, bajo el anodino recurso de que es la voz del pueblo. Recurso que solo representa un pretexto para imponer la voluntad de un solo hombre. Y de paso vengarse de un poder que puso límites a sus desplantes autoritarios, pero que, ahora vistos los resultados de las elecciones del 2 de junio, bien se puede cumplir con dos objetivos, destruir un poder fundacional del estado mexicano, para instaurar una autocracia y cobrar por la afrenta.
Esa es la realidad. Lo demás es superchería retórica con disfraz de popular. Una auténtica infamia.
Entre paréntesis: esperar que cambien las cosas es como pedir peras al olmo.
Nada de eso. Sheinbaum no se va salir del redil y ya lo dijo. Ir en contra de López es ir contra el pueblo. Así entonces Sheinbaum va cumplir como la presidenta y el que mandará será López.
Y el 1 de julio día nacional con descanso obligatorio. Faltaba más.
Así o más abyecta.
Maximato abemus.
PD bombardear a la Corte desde todos los ángulos. Y eso hacen gatilleros y sicarios que un día sí y otro también señalan conflictos entre los ministros. Y supuestas conspiraciones.
Los medios nacionales cuates y su apuesta por la continuidad de López y el debilitamiento de la Corte. Y de paso todas las instituciones.
El mejor negocio de la oligarquía capitalista de cuates y cuotas.
PD2 llama mucho la atención como la comentocracia se come a Trump y Biden y les dicen que se van a morir.
Pero cuando hablan de López, se agachan y se van de lado.
Bravos analistas de lo ajeno.
Ternuritas de lo propio.
Así es nuestra opinocracia. Lista al abordaje.
No que no.
Con información de Latitud Megalopolis